sábado, 20 de marzo de 2010

Escala de dificultad en maleza

El otro día, camino de Peñagolosa, ‘lo inevitable volvió a suceder’: una salida del sendero, aunque sea pasajera, puede convertirse en un calvario lleno de espinas para recuperar el buen camino. Menos mal que este se encontraba tan sólo unos pocos metros ladera arriba, que la sangre no llegó al río y que pudimos seguir disfrutando del día…


Y es que siempre suele asociarse la aventura en la montaña con las mayores alturas, cuando ya ha desaparecido todo rastro de vegetación y sólo nos queda la roca o la nieve. Pero pobre de aquél que se despiste en el monte bajo, rodeado por el matorral, y no tenga la sabia idea de darse la vuelta a tiempo hasta el punto donde se equivocó...


... Sabrá para siempre lo que es una experiencia verdaderamente angustiosa, capaz de echar a perder del todo el éxito de cualquier excursión. Telarañas y musgos que se pegan a nuestro sudor, ramas de pino que se enganchan a la mochila, de vez en cuando el acoso de un corro de zarzas... Qué mérito y qué buenos machetes debían tener aquéllos primeros exploradores en sus marchas de aproximación por los valles, antes de que se inventaran los geerres y los peerres...

A alguien por ahí se le ha ocurrido tener en cuenta todo esto a la hora de catalogar la dificultad en el monte. Si ya lo hacemos con los grados de escalada, el desnivel o la distancia, ¿por qué no vamos a hacerlo con las aliagas? (o con el cruce de torrentes, que también tiene lo suyo). Viene a ser algo así como el MIDE, aunque no tan en serio:

NEDPMCT: Nueva Escala de Dificultad en Paso de Maleza y Cruce de Torrentes (.pdf)

Así que atención al sendero y ante la duda vuelta atrás. Uno nunca se pierde, simplemente no encuentra por el momento la siguiente referencia. Pero ese momento puede ser interminable…
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