Este tibio fin de semana de mediados de mayo en el que parece que quiere ya despedirse el invierno, hemos hecho con el club una salida de dos días consecutivos con una cómoda pernocta intermedia en ruta, algo que tendríamos que repetir más a menudo, en vista del buen trato y la mejora en las instalaciones del refugio Rabadá y Navarro...
Partiendo de la Puebla de san Miguel, en el Rincón de Ademuz, remontamos el Barranco del Chorro en dirección al sabinar monumental de Las Blancas, antes de descender al cauce del barranco de La Saladilla y luego ascenderlo de nuevo por su vertiente derecha para coronar el Cerro Calderón o Alto de las Barracas, una elevación al SW de Javalambre en apariencia irrelevante, pero cuyos 1836 m. suponen oficialmente el techo de la Comunidad Valenciana, en el límite entre el Rincón de Ademuz y Teruel...
Desde aquí descendimos al Collado del Buey y seguimos, ya en nuestra provicia, por el barranco del mismo nombre. Pasamos por las fuentes de La Miel y de Matahombres, donde reponemos fuerzas antes de emprender el tramo final, a media ladera por la falda oeste de Javalambre. Por este terreno, a ratos incómodo, surcan por varios barrancos que tenemos que atravesar (Tejeda, La Navarra y Fuente del Peral), avistamos por fin el renovado refugio Rabadá y Navarro, con sus habitaciones de 6 u 8 plazas, todas ellas con baño y ducha incluidos...
Al día siguiente, volvemos hasta Matahombres desandando, más o menos, por el mismo camino, para luego seguir en suave descenso por la pista que lleva a los saltos de agua de Los Amanaderos, muy caudalosos en esta época, y terminar en el bar de Riodeva, sitio altamente recomendable donde casualmente tenemos reserva para comer. Judías pintas con chorizo y morcilla y carrillada de cerdo para cuarenta: qué más se puede pedir...
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