domingo, 18 de septiembre de 2011

Seil de la Baque: del Puerto al Portillón de Oô por la cresta de los picos de la Vaca

El 7 de septiembre, aprovechando unos días libres antes del encuentro del club en el Posets por el 25º Aniversario, nos acercamos a Estós con la idea de subir por el valle de Gias y recorrer lo que se pueda de la cresta fronteriza comprendida entre los macizos del Gourgs Blancs y Perdiguero, en sentido oeste a este, concretamente entre los pasos del Puerto y del Portillón de Oô.


El ambiente en este sector es excepcional por la verticalidad de muchos tramos y las vistas sobre las cumbres que rodean al gran lago de Oô por el lado francés y al valle de Estós por el español. Los glaciares alcanzan prácticamente el filo de la cresta por el norte, mientras que el panorama hacia el sur está dominado por el cercano macizo de Posets.


Se trata de un tramo de cresta de nivel medio, en el límite entre la trepada y la escalada en su parte más difícil, que incluye 6 picos de más de 3000 metros según el catálogo oficial: Audoubert, Cap de la Baca Occidental, Cap de la Baca Oriental, Seil o Sellán de la Baca, Pequeño Pico del Portillón y Pico del Portillón de Oô. ‘Picos de la Baca’ puede ser tal vez una denominación simplificada para estas puntas con nombres de origen poco claro y que admiten además diferentes versiones, según los mapas (Baca, Bacuo, Baque…).

El punto clave de la cresta es la horcada entre el Pequeño Pico y el Pico del Portillón, donde se desciende rapelando a un filo con plano inclinado hacia ambos lados, del que hay que salir superando un paso de escalada de poca dificultad técnica (III+) pero impresionante por su situación. El resto del recorrido alterna tramos anchos con otros muy agudos, estos últimos al principio y sobre todo al final. Los del principio se evitan en gran parte por la vertiente sur, cosa que no puede hacerse en la subida final al Portillón, donde hay que mantenerse siempre cerca del filo, entre fuertes desplomes por los dos lados.


El descenso del último pico hasta el Portillón se caracteriza finalmente por una roca muy descompuesta (a diferencia del resto de la cresta) y por la dificultad para encontrar el punto más fácil de bajada al corredor que desciende al collado, por lo que puede ser preferible aprovechar otra instalación de rápel que se encuentra en el punto clave.

Para el regreso, que no es sencillo, seguimos una dirección oblicua por el valle colgado de Molseret, a los pies de la cresta que acabamos de recorrer, hasta llegar al collado de Molseret, evidente depresión en una arista que baja de ella. Tras el collado, seguimos adelante sin perder altura en busca de otro punto crucial que nos permitirá descender por una vira herbosa al barranco de Gías, salvando el largo cortado y los bosques infranqueables que separan Molseret de Gías, donde se encuentra la senda al refugio por donde subimos.


Nuestro grupo de ocho personas, algo numeroso aunque preparado para una actividad de larga duración, contaba con una debutante en estas altitudes junto con algún que otro escalador muy experto, un buen conocimiento previo del recorrido y una meteo garantizada. Gracias a ello, pudimos completar todo el trayecto circular con seguridad; de lo contrario, es probable que nos hubiésemos dado la vuelta tras contentarnos con dos o tres cumbres. Aun así fueron 6:30 horas en la cresta, que sumadas a las tres de subida al Puerto y a otras tres de largo regreso desde el Portillón sumaron una jornada de más de 12 horas. Como por la mañana no oímos el despertador (este es el problema de los tapones para los oídos en los refugios) y salimos tarde, de no ser por la comprensión de los guardas, nos hubiéramos quedado sin cena.

En este enlace podéis ver el álbum comentado, con una selección de fotos bastante completa, de un largo día entre el desayuno y la cena:

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