La ruta
más frecuentada por los dos o tres mi excursionistas que intentan cada año
adornar su curriculum con el gigante alpino sigue las pendientes largas y
relativamente suaves de la arista de Goûter, que alcanzan la cima desde el
noroeste, con la razonable dosis de peligro propia del entorno pero sin
dificultades especiales.
El
punto de partida es la estación final, llamada Nid d’Aigle, del TMB o tranvía del Mont Blanc, un
tren de cremallera (tren turístico de montaña con un tercer raíl dentado para
salvar fuertes desniveles) que parte de Saint-Gervais-les-Bains, a 590 m. de
altitud y unos 20 km. de Chamonix valle abajo. El tren más alto de Francia fue
inaugurado por secciones a principios del siglo XX, la última hasta el Nid
d’Aigle en 1914, antes de que la I Guerra Mundial paralizase la idea inicial de llevar a los pasajeros hasta la mismísima cumbre del Mont Blanc, un proyecto que por
suerte nunca se completaría.
Para
abreviar el trayecto completo desde San Gervais (1:15 horas), suele atajarse
tomando en la aldea de Les Houches (a 9
km. de Chamonix) un teleférico que enlaza con la estación de Bellevue, parada
obligatoria del tren de cremallera en el collado del mismo nombre, a 50 minutos
de su estación de origen y 1800 m. de altitud. Al día siguiente, y con la cima
en el bolsillo si ha habido suerte, habrá que volver a tiempo de tomar el
último tren de regreso.
Este trasiego de remontes mecánicos, que se aprovechan
para el esquí en invierno y para acercar al turista estival los grandiosos
paisajes de alta montaña, forma parte de la logística de muchas ascensiones
alpinas. Por un módico precio, o no tanto, nos ahorramos los niveles menos
exclusivos de la gran cordillera, bosque y prado, que alargarían fácilmente
cualquier conquista al menos en una jornada.
El Nid
d’Aigle (2372 m) está en la morrena lateral del glaciar de Bionnassay, en pleno
dominio ya del reino mineral. Piedra y laderas nevadas se mezclan en esta
jornada de aproximación al refugio de Goûter (3817m), pasando de largo por el
de Tête-Rousse (3167 m), en el pequeño circo del mismo nombre.
Uno de los pasos más característicos del recorrido atraviesa un amplio corredor nevado que desciende como un tobogán desde la misma atalaya de la Aiguille du Goûter, donde se encuentra el refugio. Este Gran Couloir concentra la caída de piedras desprendidas desde lo alto, por causas naturales o provocada por el paso de otros alpinistas, justificando su inquietante denominación popular de ‘la bolera’.
Uno de los pasos más característicos del recorrido atraviesa un amplio corredor nevado que desciende como un tobogán desde la misma atalaya de la Aiguille du Goûter, donde se encuentra el refugio. Este Gran Couloir concentra la caída de piedras desprendidas desde lo alto, por causas naturales o provocada por el paso de otros alpinistas, justificando su inquietante denominación popular de ‘la bolera’.
La
tensa travesía en diagonal del gran corredor se hace necesaria para ganar el
espolón opuesto, por donde continúa la ascensión por un terreno mixto, rocoso
con zonas de nieve endurecida, y cada vez más pendiente (casco y crampones
imprescindibles), equipado con cables de acero en los pasos más verticales que
preceden al refugio.
Se avanza acariciando la roca y sin agarrarse mucho con el fin de no alimentar la bolera. Si se para a almorzar, hay que vigilar la mochila, que puede volar cresta abajo al menor descuido. Viendo algún parapete volar a nuestro mismo nivel, o por debajo, uno puede tener la sensación de estar alejándose mucho de la civilización y de que, tras el cambio de pendiente al final del espolón, un paisaje muy diferente espera …
Se avanza acariciando la roca y sin agarrarse mucho con el fin de no alimentar la bolera. Si se para a almorzar, hay que vigilar la mochila, que puede volar cresta abajo al menor descuido. Viendo algún parapete volar a nuestro mismo nivel, o por debajo, uno puede tener la sensación de estar alejándose mucho de la civilización y de que, tras el cambio de pendiente al final del espolón, un paisaje muy diferente espera …
Continuará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario